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martes, 2 de octubre de 2018

¡Largo! Pajarraco (Reseña)

En esta ocasión volvemos al pasado con uno de esos juegos de mesa que ocuparon parte de mis partidas veraniegas de infancia. Este en cuestión se enmarca en ese periodo ochentero en el que si lo recordáis hubo un potente boum sobre todo lo que era exploración, tesoros, arqueología... y si podía ser con una selva de por medio, con animales salvajes que te atacasen y con unas ruinas precolombinas de fondo... ¡Mejor!
En este juego nos vamos a meter en el papel de un pequeño grupo de exploradores que ha entrado en un templo (Probablemente sin permiso gubernamental xd), tomado prestado algo de él y que en el momento en el que tomamos su control están tratando de escapar de las ruinas porque parece que son el dominio de un ave ligeramente grande.

-Contenido:

Nuevamente la caja (49 x 24,5 x 13,5 cm) cumple con los estándares no escritos de la época que básicamente consistían en la idea de "contra más grande, mejor".
  • 1 Tablero (47 x 47 cm)
  • 48 Cartas
  • 1 Figura masculina y otra femenina para cada uno de los 4 equipos
  • 1 Tarjeta de pajarraco
  • 1 Libro de reglas
-Unboxing:

"Tus exploradores están al alcance del Gran Pajarraco. Compite a través de la jungla escalando las pirámides y trata de escapar de sus garras ¡Nunca sabes cuándo se dejará caer la próxima vez!"



-Tutorial:

Lo primero de todo aunque resulte obvio será preparar el tablero y barajar las cartas generando así un mazo de robo. Los jugadores elegirán el color con el que van a jugar, cogerán sus peones y los pondrán en las casilla de salida correspondiente (Es decir, sus tiendas de campaña). Se decidirá quién va a ser el jugador inicial y le daremos la carta del pajarraco.

Las rondas de juego se irán sucediendo hasta que uno de los jugadores logre llevar a vehículo de escape a sus dos exploradores. En ese mismísimo momento el juego se detendrá y habrá un claro ganador
La ronda de juego siempre consiste en lo mismo:
  • Todos los jugadores robarán 1 carta del mazo de robo.
  • El jugador con la carta del pajarraco decidirá si quiere jugar con la carta que le ha tocado o se la pasa al jugador de su izquierda y jugar con la que el jugador de la derecha le pase (En caso de pasarla, todos los jugadores tienen que hacerlo).
  • Los jugadores irán resolviendo sus cartas comenzando por el jugador con la carta del pajarraco y colocándolas en un montón de descartes (En caso de que se agote el mazo de robo, se barajan los descartes y punto)
  • Salvo que uno de los jugadores haya logrado llegar a su meta, el jugador con la carta del pajarraco tendrá que pulsar el botón del pajarraco (Si este tira a alguien, tendrá que volver a su casilla de salida y en el caso de que simplemente lo mantenga cogido en el aire, no podrá usarse dicho peón hasta que sea liberado)
  • Resuelto los puntos anteriores, la carta de pajarraco pasa al siguiente jugador y vuelta a repetir la jugada ;)





-Opinión:

Siempre os suelo hablar de los materiales y esta vez no va a ser distinto. A nivel componentes todo se nota de calidad salvo las cartas. Hoy día estamos acostumbrados a gramajes mayores y os va a dar sensación de frágiles (No nos engañemos: Os lo va a parecer sencillamente porque lo son). A nivel de peones también os vais a sorprender porque siendo un juego de la época que es, hay paridad de sexos en los equipos. Lo cual está bastante bien ;) Por lo demás otra cosa a señalar es que el inserto resultaba bastante práctico para que no se moviese lo que no tenía que moverse, pero al mismo tiempo se hacía algo bastante desagradable porque podía llegar a ser bastante tedioso en el momento de sacar/guardar el juego /al igual que nos ocurría con otros Milton Bradley como por ejemplo en "El puente prohibido"). De hecho lo que solía suceder con este tipo de insertos es que en general terminaban en la basura porque como buen crío que eras, lo que querías era que nada más se te pasase por la cabeza la mera idea de jugar con el juego en cuestión, poder sacarlo y montar en un plis.

Como juego a la mayoría no os habrá pasado desapercibido que sin poder "comer/matar" a los peones de otros jugadores, esto no deja de tener un potente recuerdo a lo que podría ser una variante mecanizada del parchís. De hecho al tener menos peones el resultado es que el poder de elección se ve considerablemente menguado. Como jugador inicial podrás decidir si cambias o no tu carta, con qué peones vas a mover (En caso de ser posible) y el tiempo que mantienes pulsado el botón del pajarraco, pero como cualquier otro jugador la decisión se reduce al peón que activarás.

Esto podría llevar a hacernos pensar que es un juego aburridete y no digo que a alguna gente no se lo parezca, pero depende como siempre del grupo y los gustos. De esta época hay juegos mejores a conseguir hoy día, pero si lo tenéis por ahí siempre está gracioso sacárselo a la gente porque por un lado es muy vistoso y por otro el pajarraco fácilmente hará de las suyas haciendo que te piques por querer ser el primero en llegar a ese maldito vehículo que nadie sabe por qué no dejaron aparcado cerca de su tienda de campaña xDDD..

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